Para la gran mayoría, el día fue el bazar, y la noche el ponqué de Maca, pero para mí, las cosas fueron un poco diferentes.
El día fue un super almuerzo, y la noche... además del ponqué y la coca-cola, también fue el paseo por la ciudad. Espichados en el Clio, llegamos hasta Usaquén, comimos en Archie's, en donde además de ser los únicos, nos dieron como gaseosa graciosa, porque en serio, casi no podemos parar de reírnos, a pesar de que Peña, se encontraba pensando en su "Negra Modelo" perjudicial para la salud.
Camino a donde Alexa, es decir, camino a la mier**, tuvimos un momento de crisis: la policia. además de tener un sobrecupo bastante notable, eran horas poco comunes, especialmente en domingo, para que un grupo tan peculiar como el de nosotras, se encontrara en la calle y a gran velocidad. Sin pensarlo, Marguis se metió en un hueco y dejo de respirar, y de la posición de Alexa y Oscar, solo puedo decir "No quiero sentir nadaaaaa" porque estaban al lado mío. Logramos evadir a la polícia, y que sorpresa, despues de todo lo dicho esa noche, Oscar decide quedarse en la casa de Alexa.. Ayy!! Ayyy!!! que ricoooo! No siendo suficiente paseo, decidimos dirigirnos a la 82 (quién no quiere un poco de fiesta un domingo a las 11 y media de la noche??) y si, llegamos, y sí, habían sitios abiertos. Logramos encontrar donde parquear el vehículo, y nos dirigimos a "On the Rocks" auquel escondido y bastante dudoso lugar, que tiene un letrero con luces de neón... al ver que el ambiente estab demasiado manteco, decidimos entrar a Spin, justo al frente., y fue entonces cuando la diversión comenzó...no duró mucho, nos echaron por ser menores de edad. Caminamos por el sector en búsqueda de otro lugar, y regresamos, y OH por dios!! Spin había sido plagado por un par de extranjeros ricachones!! Al entrar para hablar con el administrador, simplemente no pude aguantarme las ganas de probar la Corona que le acababan de dar al "calvito" y pues, no dudé ni un segundo, en ir a pedirle... no contento con compartirme la suya me pidió una, pero ya era tarde y nos estaban echando. Un rato después, les mandamos un pedazo de postal que decía algo que ni me acuerdo, y salieron. Descubir que Ben tenía el brazo izquierdo tatuado, y que se le veía bien... pero ellos asustados por la multitud de colombianos, decidieron huír, y nosotras también.
Sólo puedo decir que ese es el tipo de cosas que sólo se hacen una vez en un largo tiempo, y que sí, me divierten sobremanera. Por fortuna, hoy ya no tiene más importancia, pero aún, me causa gracia, haber conocido aquella faceta de mí, un poco más segura, un poco más loca... un poco diferente a lo normal. Definitivamente, hay que romper la rutina.